viernes, 12 de diciembre de 2008

El ombúlobo

Los chicos valientes no tienen por que hacerles caso a todo lo que se le dice por allí, aunque o que se dice por allí tiñe que ver con el miedo. Habían decidido pasar la noche solos cerca de la casa de la chacra del tío Ramiro y nada los iba a hacer cambiar de opinión. Tenían un farol a pilas espectacular, una radio para escuchar a la noche antes de dormir, tenían las bolsas de dormir para el Olry. Iban a poner la carpa debajo del ombú que había crecido desde siempre a unos deciento metros de la casa. Y ahora no se iban a echar para atrás. Le daba un poco de cosa la soledad y la noche, sobre todo cuando el tío les contó que en ese lugar se decía que ese ombú no era un ombú cualquiera. Se comentaba que era nada menos que el famoso ombú lobo, que todo el tiempo paresia una planta común y silvestre pero que los viernes de luna llena se volvía medio lobo. No se sabia como, pero con las leyenda nunca se sabe bien como pasan las cosa. El tio les dio permiso, aunque esa noche era viernes de luna llena, por que era de los que a que los miedos hay que enfrentarlos.
Y alla fueron, a eso de las nueve de las noches, Ramiro, Carlos y el flaco Veto a dormir en la carpa debajo del temible ombú lobo. Hasta las once fue bastante tranqui. La luna iluminaba la noche con una redondez perfecta. Apenas una nube casi transparente la cruzaba de ves en cuando. Unos de los chicos sacaban abecés la cabeza para ver si el ombú seguía siendo ombú y nada más la volvía a meter lo más rápido que podía. A las doce tenían francamente miedo y lla nadie la sacaba la cabeza afuera. Los silbidos del viento en las hojas y lo que hacia al atravesar los huecos del tronco no ayudaban mucho. De pronto, les pareció sentir un ruido como el de madera que se abre infundando la quietud de la noche y un ulular que en cualquier parte del mundo donde hubiera un ser humano se abría por tomar por un aullido de lobo. Pero esa noche lo chicos querían encontrarle una explicasen mas sencilla a todo.
-Se abra roto una rama con el viento-dijo Ramiro
-¿Quién estará enfermo que tuvieron que mandar una ambulancia por la ruta – pregunto Veto sin dejar espacio para la duda. Carlos no decía nada. Charló miraba la puerta de la carpa y esperaba. Esperaba la claridad del día y esperaba su calma y un trozo de valor que se le metiera de prepo en corazón. Pero el valor andaba escaseando sobre este territorio sobre tela y sobre techo.
A eso de las tres se durmieron, cansados de temer lo peor y de lo que peor no llegara. Se despertaron a eso de las diez de la mañana con un sol espectacular que los entibiaba y el olor de las tostada que partía de la la casa y que viaja asta allí. Levantaron todo y se volvieron medios decepcionados. Nada no había pasado nada espantoso que tuviera que ver con la leyenda
Del temible ombú lobo.
Pero cuando se alejaban,
Dos patas poderosas se metían debajo de la corteza del tronco mientras dos ojos nacían en la rama mas gruesa los veía marcharse.
Extraido del manual de clases Comprender 6 de Santillana
Por Cristian Morales

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